#navbar-iframe { height:0; visibility:hidden; display:none; }
Sé que te encantan los refranes y las frases hechas. 
Soy consciente de la facilidad que tienes para encontrar la palabra oportuna en el momento inesperado. Al contrario, cada día dudo más de que seas capaz de hacerlo en el instante preciso.
Pero da igual, esa es otra historia. 
Te diré una cosa....Te pediré un favor: no se te ocurra volver a darme recuerdos de tu parte a través de otras personas.
No me des recuerdos tuyos, que bastante tengo yo con recordarlos.
A ti te dará igual, pero... ¿te has parado a pensar en que los recuerdos no son uniformes? ¿en que no puedes ir dando recuerdos por ahí cuando ni siquiera sabes si quien los reciba lo va a hacer en forma de abrazo después de un gol, de admiración desde una grada, de risa tras cualquier golpe de ingenio o... de frases de esas que un día escribiste o pronunciaste y un tiempo después pareciste olvidar? 
Pues esos, los últimos, son algunos de los recuerdos que yo recibo si me los dan de tu parte.
Y te lo vuelvo a repetir: bastante tengo con recordarlos.
Bastante tengo con mirar la imagen en blanco y negro y recordar que fuiste tú quien se empeñó en que ese día, con un calor agotador de agosto que a ti te había abrazado y a mí no me había ni rozado, nos teníamos que hacer la foto para la que hasta entonces no nos habíamos parado a posar.
Bastante supone acordarme de cuando pasabas por delante de una tienda y eras tú quien se acordaba de mí. Y al día siguiente aparecías con un regalo al que abrazo cuando veo cada película a solas en mi habitación. 
Me pregunto cuándo dejaría de valer lo que valía; es lo único que no recuerdo. 
¿Ves? No sé si te das cuenta, pero bastante tengo con tener una memoria que recuerda cada palabra tuya como si la hubiese pronunciado yo. Cada maldita letra. 
Cada frase que recibí como la noticia más exclusiva. Mía y solo mía. Con la precisión de la hemeroteca de un periódico.
Por eso te pido que hagas el favor de no darme recuerdos. 
No me obligues a acordarme de que hubo un tiempo en el que yo te enviaba un mensaje y recibía respuesta. 
No me obligues a acordarme de cuando eras tú quien preguntaba cuándo íbamos a vernos. 
No vuelvas a darme pasado que bastante lo tengo presente. 
Prefiero las señales de vida.
Y si no... recuerdos para ti también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario